Cada vez que recibo un nuevo mail en mi correo, sé… que del otro lado, alguien necesita ayuda, o al menos tiene una inquietud sin poder resolver. Y es allí en donde encuentro mi lugar en el mundo, como instructora, especialista o conocedora de técnicas de seducción.
Pero, también, ese mismo lugar lo encuentro como “cazadora” a la hora de llevar adelante mi vida amorosa o sentimental y sexual.
¿Es algo de ahora? ¿El hecho de poder disfrutar plenamente de conocer hombres interesantes o apasionantes y no morir en el intento? No, no es algo de ahora, me ha llevado un buen tiempo conocerme primero para poder conocer después.
¿Es algo que me resulto fácil? No, desde ya que no. No fue nada fácil, fue un camino largo y engorroso, pero sí que valió la pena.
¿Cualquiera puede convertirse en alguien seductor, irresistible, y sobre todo en una persona interesante? Sí, cualquiera puede, solo tiene que desearlo.
¿Es fácil para cualquiera que naturalmente no lo es? ¿O a quien la madre naturaleza no doto con sus mejores atributos? No, claro que no. Pero para nada imposible. Cualquier plan de cambio sobre hábitos o mejoras de nuestra personalidad, o incluso estética, supone un pequeño esfuerzo. Pero créanme que, con ayuda adecuada, vale la pena cualquier intento y cualquier esfuerzo dará momentos de glorias personales. Y los resultados gratifican a cualquiera, a ustedes mismos y a sus parejas por defecto.
Hola todos. Mi nombre es Florencia, Flor para los amigos. Siéntanse todos en el derecho de llamarme Flor: me encuentro físicamente al otro lado del océano, pero muy cerquita de ustedes en cuanto anhelos, deseos y comparto los mismos intereses en esta apasionante aventura de la seducción. Mi historia en esto, data de hace casi 10 años atrás, cuando comencé a cuestionarme: ¿qué es, lo que estamos haciendo mal?
Mis relaciones, y las de mis amigas y cuanta conocida tengo, venían siendo un
desastre en comunicación. Sin penas ni glorias. Ninguna lograba llegar a buen puerto, o llegaba a medias. Es decir, si la relación era espectacular en comunicación, resultaba un desastre en el plano sexual. O viceversa…
Yo no lograba entender a los hombres. Sobre todo en estos tiempos en donde nosotras nos liberamos cada vez más descaradamente y ustedes que no saben qué hacer con nosotras. Están desconcertados. Si antes no nos entendían, menos ahora. Comprendí mediante autores como John Gray que “Ellos” simplemente no sabían cómo tratarnos. Pero con “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus” resolvimos en principio cuestiones de comunicación de géneros.
Nos quedaba, al menos a mi entender, la cuestión de la seducción.
Deben haber pensado que el hecho de nuestra independencia y liberación les hacia innecesaria la cuestión o el esfuerzo de tener que seducirnos. Y nosotras, desconcertadas, aun hoy a veces pensamos que ya no quedan Hombres.
Para mi sorpresa, mi grata sorpresa, mi búsqueda llego casi a su fin cuando un Aven se cruzó en mi camino.
Yo venía con mis artilugios de seductora a todo vapor, cual hechicera infalible, de esas que ninguna pócima les sale mal, cuando descubro que alguien, o en ese momento algunos pocos (lo supe después), se estaban ocupando de la cuestión. Y BIENVENIDO SEA.
Mis pócimas no solo tardaban en surtir efecto sino que, además, él tenia antídotos contra todos mis ataques virulentos, lo cual hacía mucho más interesante la situación. Seductor y seductora nos encontrábamos allí tratando de delimitar terrenos. ¡Qué divertido fue!
Con este Aven, descubrí un hombre apasionante y preocupado por nuestras inquietudes y deseos. La historia merece más detalles, pero solo me limitaré a decir dos cosas.

En primer lugar, hizo que perdiera momentáneamente la cabeza. Aprendí de mí misma que ya no tenía parámetros de comparación en cuanto al típico Hombre que me gustaba antes de conocerlo. Es decir, tiro por tierra mi teoría de que solo los más altos que mi 1.64 podrían gustarme. Ni, ya tampoco, solo los rubios. Este morocho seductor de ojos profundos me hizo sucumbir ante sus encantos.
En segundo lugar, que encontré a alguien que entendía a la perfección mis inquietudes (al menos parecía entenderlas) y que le interesa el tema de la seducción tanto como a mí.
Pero… ¿de dónde venían tales conocimientos? Porque los míos venían de años de lecturas y puestas en escena de millones de autoras (más que autores) que, preocupadas como yo, se interesaban por la cuestión. Pero… ¿y él? Él… ¿de quien había aprendido?
Entonces fue cuando escuché por primera vez este nombre: Mario Luna y su Sex Code.
Resulta que yo venía ocupándome de las chicas y mujeres, y este señor se ve que estaba ocupándose de ellos. ¡Qué emoción saber que alguien estaba haciendo algo!…
Al final, la historia con el Aven no prospero, pero sí mi interés en ver que más había atrás de todo esto.
Diré que Mario y yo no nos hemos visto jamás. Y que ya no recuerdo cómo fue que nos conocimos. Nos hemos visto solo en fotos y en videos de televisión, pero sin dudas nos une un mismo trabajo, inquietudes y pasiones.
Llevo más de 10 meses respondiendo en mi país a inquietudes de ustedes, queridos Aven, que tanto orgullo me dan a mí y creo que a cualquier mujer que sepa que existen.
Como ven, esta teoría no da lugar al hecho de creer que si nosotras sabemos de su existencia, sabremos también sus estrategias. No, Señores, en verdad que no nos interesa. Sólo nos halaga el trabajo que hacen por dar con nosotras. Nosotras nos ocupamos por nuestro lado, en dar con ustedes.
Así que viajo y cruzo el océano para hacer lo mismo aquí con ustedes. Nada me haría más feliz que conocerlos y responder a inquietudes para que juntos hallemos las respuestas en cuanto a nosotras.
Besos a todos y espero impaciente su compañía, amistad y comentarios. Les espero junto a mis compañeras en una de estas dos secciones:
Para entrar en cualquiera de ellas, sólo tienen que clicar en sus respectivos nombres.
Texto original de Flor revisado por Mario Luna.
Fotógrafo: Juan Baigorria

