MÉTODO SEX CODE - SISTEMA DE SEDUCCIÓN AVANZADO 07

Existen otros métodos de seducción.

Los hay más simples y fáciles de recordar. Están los métodos rígidos y lineales, los métodos «naturales», los métodos basados en reglas, los métodos unisex e incluso aquellos métodos que afirman que no necesitas ningún método.

Yo mismo podría darte las diez claves del hombre irresistible o enseñarte formas rápidas de escalar que aumentarán tu éxito estadístico. Son cosas que tanto yo como otros instructores de Sex Code enseñamos ocasionalmente a ciertos alumnos.

Y ¿sabes lo mejor?

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MÉTODO SEX CODE - SISTEMA DE SEDUCCIÓN AVANZADO 04

 

Se trata de la mejor arma de seducción que conozco. Aun así, durante un tiempo me estuve cuestionando si era apropiado seguir difundiendo este secreto. 

Las dudas llegaron junto a los primeros lectores de Sex Crack.

Prácticamente ninguno de ellos «lo pillaba». De todos aquellos que sólo lo habían leído una vez, únicamente un porcentaje minúsculo parecía tener una ligera idea de qué era el Max-Vacuaro Secuenciado.

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MÉTODO SEX CODE - SISTEMA DE SEDUCCIÓN AVANZADO 01

No imaginas la de veces que me tacharon de pirado.

Tenía diecinueve años y, por aquel entonces, me hubiese conformado con que alguien me concediese que en la seducción existían pautas. Me habría contentado con que me dijesen: «Sí, Luis (en aquella época me llamaba Luis), yo también creo que el amor y la atracción son fenómenos que pueden estudiarse.» Pero jamás ocurrió.

Eran otros tiempos.

La atracción era ciega. Los don juanes, seres inexplicables. Había leído Diario de un seductor o un Héroe de nuestro tiempo, pero jamás había besado a una mujer.  Estaba loco por Varuna y, dos años antes, Lorena me había roto el corazón.

Jamás había tocado a ninguna de las dos. Ni yo ni mi mejor poema.

Por eso, escribía diarios, garabateaba esquemas, formulaba mandamientos. Leía Las memorias de Casanova. A veces, podía olfatear el secreto. Intuía que debía seguir escarbando, que el tesoro estaba cerca aguardando a que algún osado lo desenterrara.

Otros tiempos.

Tiempos donde Mario Luna no existía ni en mis fantasías más salvajes. Tiempos para los que  la seducción no era  ni ciencia ni arte. Tiempos en los que sólo se vivía una vez.

Entonces, seis años más tarde, ocurrió el milagro…

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