Hola a todos y todas.
Os deseo desde aquí un feliz 2011, y que cumpláis vuestros propósitos mejor de lo habitual. ¿Sabéis lo habitual?
El día 31 de diciembre, o a principios de año, nos proponemos grandes cambios para el nuevo año. La dieta, aprender inglés, ir al gimnasio y dejar de fumar son algunos de esos cambios que se formulan estos días. Suelen durar entre dos y ocho días… y al cabo de ese tiempo pasan al «baúl donde no quiero mirar» de nuestra mente. Siempre tenemos una buena excusa: los estudios, el trabajo, un catarro inesperado.
Por supuesto, aquellos que inician el camino de mejorar sus relaciones personales no están exentos de sufrir la falacia de la fuerza de voluntad. Alguien compra un libro, se apunta a un taller y piensa: «este año sí, me echaré una novia guapísima». Tal vez ni siquiera termine el libro, o pasadas dos semanas volverá a sus hábitos… ¿Creías que sólo te pasaba a ti? Pues ya tienes tu primer consuelo: es inherente a la especie humana.
Nosotros tenemos tres cerebros básicos:
- el cerebro reptiliano
- el cerebro límbico
- el cerebro cortical
Nuestro cerebro cortical es muy lógico, sabe lo que nos conviene y es el «pepito grillo» de nuestra conciencia. Quiere comer sano, ejercitarse moderadamente y ser puntual al trabajo cada día. Por eso, cuando finaliza el año nos dice: «apúntate al taller de Evil en Barcelona, cómprate el Sex Crack y sargea todas las semanas». Perfecto ¿verdad?. Pero, nuestro cerebro reptiliano funciona de otra manera. Es un poco vago, y le da mucha pereza conectarse a la web de Seducción Científica para realizar la reserva de plaza al taller, se dice «oye, tampoco es que se vayan a agotar las plazas mañana ¿verdad?». Además, le da una vergüenza terrible pensar que alguien conocido pudiera verle con un libro para aprender a ligar . Y lo de sargear ya ni se lo plantea…
En otros términos, Seth Godin lo explica muy bien durante este video (está en inglés, sí… ¿hora de apuntarse a un curso de idiomas?):
Para los que todavía no domináis el idioma de Mr. Godin, resumiré la cita más célebre del protagonista: «Tu cerebro reptiliano siempre está cansado, hambriento, enfadado y cachondo».
Próximamente os explicaré cómo podemos obligar a nuestro cerebro reptiliano a obedecer a nuestro más racional cerebro cortical. Mientras tanto, sabed que hemos organizado un taller para mejorar con las mujeres el día 15 de Enero en Barcelona… si te crees capaz de dominar a tu lagarto interior, apúntate al taller.