La pasión te hace fuerte
Recuerdo mi primer taller de seducción: “Disuelve tus miedos con Mario Luna”. ¿Cuántos éramos? ¿Quince? ¿Veinte? No lo recuerdo. Pero yo quería descubrir qué era eso de la seducción. Cuando empecé a interesarme por todas estas cosas de “la seducción”, no tenía ni idea de dónde me metía.
Y cómo he cambiado. Cómo hemos cambiado todos. Digo cambiado, aunque me gusta mucho más decir “evolucionado”, pero bueno…
Yo recuerdo cuando al principio no quería hablar en los talleres a los que asistía… Luego comenzaba a intervenir de forma espontánea hasta que casi siempre tenía un espacio para mí en cada taller… Espacio que se hacía cada vez más grande y donde los nervios desaparecían por completo. Y luego hacer yo mi propio taller… ¿!¿!¿!Quién lo hubiera dicho!?!?!?!
Hacía años que creía que
[mailpress]
“no era lo mío” hacer coaching online a través de Skype. De hecho, me resultaba un poco raro y ahora no sé muy bien por qué. Es estupendo. Además, ahora disfruto porque noto cómo los alumnos se quedan satisfechos con cómo hemos ido solucionando y resolviendo algunas de sus dudas. Aunque el alumno me cuente muy poquito, voy descubriendo sus puntos flacos e intentamos tratar de encontrar una forma de cambiar esos puntos flacos y convertirlos en fuertes.
Cada vez que alguno de ellos repite sesiones de Skype conmigo me alegra muchísimo porque quiere decir que hago bien mi trabajo y eso me reconforta muchísimo más que una tacita de chocolate caliente en invierno.
A veces, todavía no me creo que esté aquí haciendo estas cosas y ayudando a hombres hechos y derechos a resolver sus problemas con las mujeres … como que no me creo que tenga más de diez mil suscriptores en mi canal de YouTube.
Lo mejor es la sensación global. La sensación de ayudar, la sensación de equipo y la sensación de tribu. Y, por supuesto, también la sensación de disfrutar, acompañada de todos en Seducción Científica, a cada paso que dábamos… y que seguimos dando.
Vale, se que llevo aquí como… ¿Cinco años? Por supuesto que he aprendido (y sigo haciéndolo) pero hay algo que no se puede evitar: la pasión. La pasión por enseñar, la pasión por ver solucionados los problemas de amores de mis alumnos, la pasión por abrir los ojos a muchos hombres, la pasión por abrir las mentes del mundo.
Porque sin pasión, yo no estaría aquí haciendo vídeos ni escribiendo cuatro líneas.
Y esta misma pasión es la que me ha hecho ser buena y destacar en el campo de la seducción. De saber empatizar con las necesidades de mis alumnos, de saber qué cosas pueden estar ocurriendo en las interacciones para saber llevar a mi alumno hacia un final fructífero. Pasión por saber, por conocer, por aprender y por ayudar.
Sin esta pasión, yo no estaría aquí. Quizá no estuviera en ningún sitio.
¿Y tú? ¿Tienes una pasión?
[mailpress]