“Doy coche a cambio de las relaciones sexuales que pactemos”.

Este es el anuncio que llegó a mis manos hace unos días, y que no he podido resistirme a comentarlo aquí.

Te dejo que le eches un vistazo:

Todos sabemos que internet es el lugar donde más fluyen las ideas (sean éstas buenas o malas) e idóneo para decir y proponer cosas para aquellos que, de otra forma, no harían ni dirían lo que hacen o dicen por internet. Y ya sé que por internet fluyen todo tipo de montajes pero yo lo he buscado en Google y

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DE VERDAD aparece este anuncio.

Nada más leerlo, me resultó muy cómico (sí, confieso que me reí) y solté el típico: “¡¡Pero la gente está fatal!!”. Sin más, cerré el teléfono móvil y seguí a lo mío. Total, ese mensaje había conseguido su propósito conmigo; hacerme reír.

He vuelto a leer esa captura de pantalla un par de veces más, y mi reacción es totalmente distinta. Ahora me da pena. Y eso que admiro profundamente a aquellos hombres que son capaces de darse cuenta de que cubrirían sus necesidades sexuales obteniendo los servicios de una prostituta… y los solicitan.

Pero este anuncio no me ha sonado a lo mismo. Acepto que un hombre solicite una prostituta por placer, pero no por necesidad, que es lo que me ha inspirado este anuncio.

Porque, a pesar de que nadie tiene directamente la culpa de que ese chico o ese señor escriba un mensaje regalando su coche a cambio de sexo, creo que la culpa la tenemos un poco todos.

Quizás, él culpable por dejarse llevar por lo fácil y cómodo: pagar a cambio de sexo. Aunque estoy segura que no es plato de buen gusto, ya que los hombres, por puro instinto, preferís ir de cacería a que os lo den todo DEMASIADO servido. Cuestión de ego.

Quizás, muchos de nosotros culpables, por no hablar de la seducción científica de una forma mucho más abierta y natural de lo que se suele hablar.

Un abrazo,

África Bos.

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