Experiencia personal – taller seducción fácil (vi)
Ayer día 23-12-2010 acudí al taller seducción fácil. Fue mi primera experiencia en un taller del equipo Seducción Científica.
A medida que llegaban las 10 de la mañana, mis nervios en el estómago iban en aumento. Era algo que quería hacer desde hace tiempo, pero que, a la misma vez, me producía una sensación incómoda.
Llegué a la calle indicada, llamé al timbre y subí. Ray (tú, jaja) y yo nos presentamos, pasé dentro del piso y tomé asiento. Estaba incómodo y cómodo a la vez. Era una sensación extraña.
A partir de éste momento, fue una pasada.
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Me sentí en un clima de confianza a medida que me realiza la entrevista y me explicaba en que consistía el método de seducción que aparece en el libro de Mario Luna, Sex crak. Yo no había leído nada más allá del Sex Code por lo que no estaba al corriente del método actual y que tan buena pinta tiene.
Poco a poco fui notando alivio, serenidad, me olvidé de todas aquellas sensaciones con las que había llegado. Se oía el agua de la pecera de Manolo, música de relax, suaves ruidos de calle, luz apropiada… Estaba totalmente en un estado de serenidad y de concentración por todo lo que me iba explicando. Intentaba recopilar en mi mente toda la información que me iba llegando, aunque me resultaba complicado.
FDV, Boomerang, Yo estuve allí, Actitud mental positiva, No reactividad, Perspectiva del Yo —hablar en primera personal con detalle y emoción—, etc. A día de hoy sigo asimilando todo aquello.
Descansamos, Ray me invita a comer, hacemos la siesta —por separado, jeje— y al despertarme me doy cuenta de que íbamos a sargear. Ahí volvió a subirme la adrenalina.
Salimos a la calle dirección al metro intentando recordar todo lo que habíamos dado. Yo lo intentaba pero mis nervios ganaban. Llegamos a la Estación de trenes, lugar de sargeo.
Acaba de explicarme unas dudas sobre el narrador …. y me dice que detrás de nosotros hay una chica aburrida, esperando el tren. Me da ánimos, una buena apertura y vamos allá. Me cuesta levantarme, tengo la garganta seca, sed, etc., etc., etc. Consigo andar cinco metros y sentarme a su lado.
Yo: —hola.— la chica se asusta (estaba leyendo).
Ella: —hola.
Yo: Le pregunto con una sonrisa — Si ésto fuera una discoteca, ponte en situación, y viniera a ligar contigo, ¿cómo me rechazarías? (buenísimo tío) (apertura personalizando). Ella mira al frente, pensativa, afirmando con la cabeza…
Ella: —¿La forma fuerte o la suave?
Yo: —La fuerte, será mas divertida—. Contesta algo rarísimo y le pregunto: —¿Y la suave?
Ella: —Te pediría que te marchases.— Aprovechando que había un señor mayor medio dormido enfrente nuestra, le digo…
Yo: —No estaría mal la forma fuerte porque no querría perderme la reacción del señor que tienes enfrente, capaz que le da algo y lías una que flipas. Puedes proceder.— Ella sonríe.
Continuamos hablando, se me pasa todo el nerviosismo que tenía al principio, se me olvida el tiempo. Me presento, voy a darle dos besos, y se tira para atrás con una frase de física. No me lo esperaba pero intento no mostrarme reactivo, seguimos hablando, sus ojos se muestran cristalinos, noto algo, veo que está a gusto —focos a ella—, que lo estamos pasando bien. Miro el tiempo, queriendo mostrar que me queda poco para irme —limitación temporal no verbal—. Le pido el móvil a lo que se queda pensando. No se me ocurría que más decir y me agobio sin aparentarlo. No me lo da. Me quedo en blanco, le digo que ha sido un placer y que buen viaje. (falta por ahí una batalla de egos que no termino de recordar).
Nos reunimos Ray y yo y analizamos la interacción. Él ha estado estratégicamente colocado para poder estar al tanto de la interacción y, tras varias frases, me doy cuenta de que no sé ni su nombre, ni que estudia, ni de donde és, no sabía nada. Me faltaba información. Ray me refresca las cosas vitales que se me habían olvidado por los nervios. Me falta más determinación. Debo ser más alfa y mostrar más templanza. Así no hubiera podido negarme los dos besos y hubiese proyectado más rasgos del LDT. Tras algunos consejos más volvemos a la acción.
Hacemos como que nos despedimos y, aprovechando la cobertura, él abre una chica que había a nuestro lado.
Ray Havana: Dirigiéndose a la chica —Bueno… (silencio)
Ella: Titubea un poco y al final le dice su nombre —E.—
Ray Havana: —Bueno, E. espero dejar a mi amigo en buena compañía.
Le ha sacado su nombre con una frase. Mola… Se presenta él, le da dos besos, nos presenta y se marcha. Me siento a su lado.
Yo: —Sandra, ¿no?
Ella: —No, E.— Recordemos que estamos en la estación de trenes en la sala de espera.
Yo: — Ummm, ok. No me digas más, estás esperando al tren. ¿Sirvo para adivino?— Ella sonríe y me dice…
Ella: —sí, aunque es algo obvio. Una chica con dos maletas en la estación… Cuando he salido de casa no me esperaba ésto.
Yo: —¿No? Claro, esperabas estar aquí, sola, esperando a que se hiciera la hora para subir al tren. ¡La verdad es que es un planazo!.— Vuelve a sonreír y seguimos hablando.
Saco más información. Vuelve a su casa a pasar las navidades con la familia, ya que está durante toda la semana en Valencia estudiando Química, bla, bla, bla…
Durante el proceso —como bien me ha indicado Ray— intento recordar en que escalada estoy y cual es el siguiente peldaño.
Ella: —Conozco a un chico de donde tú vives.— Entonces, le pregunto con tono de suspense…
Yo: —¿De qué?
Ella: —De vista.
Yo: —¡Ah! Te dedicas a seguirlos. Mira, me estás asustando. No sé si tendré que avisar a la poli.— Ella sonríe así que prosigo… —Pero supongo que no valdría de nada, porque con esa sonrisa, no me harían ni caso y eso es jugar con ventaja.— Le he lanzado un ADIS con mucha naturalidad. Estoy contento.
Continuamos la conversación pero peco —como en la anterior interacción— en dejar el peso de la escalada bajo la responsabilidad de ella. Tengo que pulir eso todavía. Finalmente intercambiamos email y me despido de ella con dos besos.
Vuelvo a reunirme con Ray y analizamos la interacción. Él me da consejos para no dejar la responsabilidad sobre ella y hace hincapié en que mejore mi Perspectiva del yo.
Estamos fuera de la estación. Caminamos por el Mc Donals, a lo que vemos dos chicas sentadas. Ray me pide que les abra. No se me ocurre nada. Me hace observar la situación, sacar del ambiente. Veo poco, él, sin embargo, lee entre líneas. Finalmente decide darme un abridor. Nos acercamos y abro con un juego de roles.
Yo: —Chicas, lo sentimos, pero es que había huelga de metro y no hemos podido llegar antes.—
Se quedan alucinadas. Seguimos hablando y, con naturalidad, nos sentamos con ellas. Me doy cuenta de lo bien que se falca Ray. Sin embargo yo me he quedado un poco desplazado. Las verdad es que me corta eso un poquito. No termino de reaccionar bien mientras Ray empieza a lanzar cebos para abrir la conversación. Les pregunta sobre temas de complementos que lleva. Hace alusión a como se sienten con semejante experiencia. Una de ellas está entregadísima, la otra hace aspavientos. Estamos casi diez minutos y Ray calibra la situación. La de los aspavientos no tiene un buen día, pero Ray es un caballero y agradeciéndoles su tiempo y el haberlas conocido se despide con dos besos de ellas y dejando la puerta abierta.
Mientras analizamos lo sucedido me comenta que un alfa tiene que estar cómodo y ser percibido como tal. Debería haberme falcado de nuevo bien con naturalidad, proyectando seguridad y firmeza. Eso habría hecho que la interacción hubiese sido más estable. Lo recordaré.
Seguimos caminando mientras me pone ejemplos de situaciones y veo a una chica preciosa a la que le están haciendo una encuesta. Ray se percata.
Ray Havana: —Vamos a colocarnos aquí, fuera de su radar. Cuando termine la encuesta vas directamente y le dices: —mira, yo no tengo la excusa de la encuesta, pero quiero conocerte, ¿tienes mail?
Me parece muy atrevido a la par que ingenioso. Acaba la encuesta y la sigo caminando deprisa porque la chica más que caminar, corría. Cuando llego a su lado tropezamos, muestra una sonrisa estupenda y, a pesar de intentar esquivarme y seguir, la paro y le digo lo que me había dicho Ray. Nos presentamos, le doy dos besos y ella mira a su alrededor como buscando algo.
Yo: —Las cámaras ocultas aún no las he encendido. Mejor luego—. Sonríe cálidamente y me da su msn. Decido despedirme porque no se me termina de ocurrir nada.
Ray me felicita. Está contento y me dice que, para la próxima, intente sacar algo más de información para hacer ese cierre sólido.
Ray Havana: —La próxima vez trata de cualificarla. Eso hará creíble tu interés hacia ella ¿Por qué quieres el email de ella en especial y no el de las otras cien chicas guapas que vas a ver esta tarde por el centro?
Caminamos mientras me da ejemplos al respecto y llegamos de nuevo a la estación. Ya es la hora pero no le importa seguir trabajando un poco más conmigo.
Ray Havana: —¿Tienes prisa?
Yo: —No.
Ray Havana: —Pues sigamos un rato más. Dentro de una hora tengo que volver aquí así que… que siga el juego.
Me habla de un sargeo que, al parecer, estaba sucediendo allí mismo.
Allí había una chica alta, guapa y que me imponía mucho a la espera de algo. Cuando decido ir a abrir me bloqueo, me coge un miedo espectacular. Me temo que mi ‘Paco’ me está diciendo que ya es la hora y que el taller ha terminado así que no piensa dejarme seguir con esa actitud.
Ray empieza a motivarme. Me cuenta los pros, los contras, la situación, sus IDPs, etc. Pero necesito mi zona de confort. Él lo entiende y, sin presionarme, me relaja contándome más cosas sobre la situación e, incluso, analiza a uno que intenta abrir a esa chica sin ningún éxito.
Estamos cómodamente sentados y empezamos a analizar lo vivido. Me reafirma lo básico para poder ponerlo en práctica cuando me arme de valentía.
Al rato aparece un chico que llegaba con el tren y se reúne con ella. La verdad que no es un tipo que destaque y, lejos de eso, me parece que ella aspira a mucho más. Ray me mira con su sonrisa y me dice… No es tan fiero el león 😉
Muchísimas gracias por hacer el taller tan guay y ameno y ayudarme a relajarme. Nos vemos pronto. Un fuerte abrazo y feliz año¡¡¡¡¡¡¡¡¡
S.
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Ray Havana es la maestría personificada. La persona que equilibra de una forma natural los parámetros del que tiene enfrente.