Seducción en vacaciones: Verano Aven

Al cumplir los 26, mi relación con las mujeres era una constante pesadilla. La vida tenía pinta de fiesta a la que nadie se había molestado en invitarme. Cuando no invisible, me sentía como uno de esos muñecos que vienen sin polla ya de fábrica. Ellas podían mostrar curiosidad, o incluso jugar conmigo, pero de ahí a reaccionar sexualmente había todo un abismo.

Sospechaba que existía una oscura ciencia llamada seducción, cuyos secretos milenarios se ocultaban en la tinta de algún roído pergamino. Sin embargo, por más que indagaba, jamás encontré nada salvo escepticismo y burlas. El dichoso manuscrito debía estar enterrado en algún confín remoto.

Por fin, el verano del 2001 viví una experiencia transformadora que cambiaría mi relación con las mujeres de repente y para siempre.

Pero el 2010 es diferente. Lo es porque…

Esta vez podría llegarte el turno a ti.

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