Sargeo doble ligue en tiendas por Amande
Lun Mar 05, 2007 5:36 pm
Lo de las dependientas me está gustando, se me están dando bien. Lo malo es que ya no puedo seguir de compras o iré a la quiebra.
De hecho, más que compras esta vez busqué la excusa de hacer devoluciones. El escenario ocurre en dos tiendas contiguas, a la dependienta1 ya le había hablado y le había hecho una rutina a medias previamente. La segunda creo que me había visto con una compañera y tenía comodín de preselección (ambas alrededor de ser TB8).
Llego a la primera tienda, donde pido que me cambien la americana que había comprado. La TB en cuestión estaba a un lado de la caja (no la vi bien, pero creo que o estaba muy concentrada o se tapaba adrede). Le digo a la cajera que quiero ver otras piezas, pero que necesito la opinión cualificada de alguien
Cajera: ¡Cómo no! Mira, ella te puede ayudar… «TB», ¿puedes atender a este chico?
TB: ¡Claro! – volteándose amablemente como si nada.
Aven: Vaya, ¿qué tal, cómo estás «TB»?
TB: (No aguanta mas y se ríe, muy simpática.) Bien…!!
Aven: Tu eras la chica de…
TB: Sí, de los anillos.
Aven: (Mientras subimos las escaleras al nivel de ropa de hombres.) ¿Sabes que había pensado en ti esta semana?
TB: ?Ah, ¿sí?
Aven: Verás, leí un artículo sobre dejar a la gente con curiosidad, que podían adquirir serios traumas y caer en depresión…
TB: Jajaja, ¿por qué lo dices?
Aven: Por haberte dejado con curiosidad la última vez. Me ha sabido muy mal. Llevo desde entonces la conciencia cargada -digo mientras miro tranquilamente a otro sitio con algo de indiferencia.
TB: Bla bla bla…
Parecía algo interesada, pero no muy evidente. Eso sí, los nervios le iban subiendo y, por si acaso, llegando a los abrigos cambié de tema. Le expliqué por qué no iba bien la americana y me puse otra cosa. Me dijo que se me veía bien, la acusé de que me estaba vendiendo. Me lo repitió varias veces mas… Le agarré las manos para explicar la rutina de los anillos que no completé la vez anterior (había una cola de clientes detrás mio para pagar!). Se le subieron los colores a la cara, sostenía su mano mientras le hablaba, pero en algún momento me la quitó. Había mantenido hasta ahora un tono amistoso, intenté escalar mientras ella me volvía hablar del abrigo:
Aven: (Cambiando de tema radicalmente, me la quedo mirando.) ¿No has probado alguna vez despejarte la cara? (Ya no puede mas, se sonroja tanto que se tiene que voltear con una sonrisa que abarcaba la tienda.)
TB: (Recuperando cordura.) ¡Cómo me criticas!
Aven: Creo que eres muy guapa y quizá te verías muy bien despejada.
TB: Ya lo he tenido así, pero ahora me gusta llevar flequillo.
Aven: El flequillo te queda bien, te da un aire de Pulp Fiction, mala.
TB: (Se ríe.)
En ese momento, cometí el error de apurarme con ella a terminar el trámite… Estaba de los nervios y me los había pasado. Bajando…
Una compañera de trabajo: «TB, no sabía que estabas aquí arriba».
TB: Sí, fue sólo un momento…
Aven: Si es que hay cada cliente…
TB: (Se ríe mucho.)
En la caja al pagar me di cuenta de cómo los nervios de la chica me afectaban. La boca me temblaba, no podía sonreír ni estar serio (COMO ODIO CUANDO ESO PASA!!!!).
Aven: (Hablábamos algo sobre que al menos ya no tenía la conciencia cargada, que ya no tenía curiosidad.)
TB: ¡Pero qué mal lo que me dijiste!
Aven: Oye, también te dije que eres guapa (caí en su aro, douh!).
TB: A ver si la próxima no me criticas tanto.
Aven: La próxima vez que venga te quito el teléfono (alguna vez he dicho mayor tontería en mi defensa?).
Aven: (Hablábamos algo sobre que al menos ya no tenía la conciencia cargada, que ya no tenía curiosidad.)
TB: ¡Pero qué mal lo que me dijiste!
Aven: Oye, también te dije que eres guapa (caí en su aro, douh!).
TB: A ver si la próxima no me criticas tanto.
Aven: La próxima vez que venga te quito el teléfono (alguna vez he dicho mayor tontería en mi defensa?).
– NOTA PARA MI MISMO – Amande, en una situación así mueve el culo, acércate a ella y dale un abrazo para que no esté tan nerviosa. Gracias.
Por fin ella pide un descanso a la cajera (creo que para fumar). Se lo concede ipsofacto. Me despedí de «TB» (ala te acuerdas de mi nombre!). Seguí buscando mi calma conversando con la cajera (¿Y tu eres la jefa?). Cuando me fui no la ví cerca, pero todas las dependientas me vieron salir. ¡¡Soy famoso allí!!
Salí con mucho mono de su teléfono. Pensé volver a entrar mas tarde cuando pasé casualmente por allí, pero mejor no, otro día y ya sé cómo.
>>>>ESCENA2 – PARTE1:
Entré en la tienda de al lado. Dependienta de calibre similar a la anterior. De esto quiero contar menos, porque la verdad salió muy bien, a diferencia del anterior que he querido detallar más para correcciones. Lo cierto es que para el segundo caso llevaba preselección, pues aunque no la ligué había conversado con otra dependienta que me había guardado -otra- chaqueta. Viéndola fijamente a los ojos todo el tiempo, no paraba de decir lo bien que me quedaba. Le recriminé que me quisiera vender y lo repetía aún mas. La TB2 me parece que vio esa escena, cuando llegué a por la chaqueta incluso sabía cual chaqueta sin decir mi nombre. Me la volví a probar, quería estar seguro.
Misma rutina, se le subieron todos los colores pero era más calmada. Pude mantener mi seriedad, incluso solemnidad comprando. Tenía un “callo” de la experiencia anterior (le metí medio patrón de PNL, pero quedó de perlas). No tardé en identificar la “carita de cordero apachurrado”. Le dije que me guardara otra vez la chaqueta, que iba hacer una devolución (larga historia). Cuando volví me recibió con tal sonrisa que me corté un poco:
TB2: ¿Te la llevas?
Aven: Sí, pónmela
TB2: (Diligente.)
Aven: (Mientras va a la caja.) ¿A qué hora plegas?
TB2: 8:30, ¿por qué? (IDI como una montaña.)
Aven: Quería comprar un perfume, como veo que das muy buenos consejos te quería pedir que me acompañaras a escoger uno.
TB2: (Me mira un poco asombrada). Vale (mantiene normalidad, amable sonrisa).
Mientras pago, algunas miradas cómplices. Otra vez, toda la tienda era partícipe, quiero comentar que me sorprende que esto ya no me afecte en nada. En mi mundo solo hemos estado yo y la TB de turno. Al terminar, me acerco a darle señales para nuestro encuentro:
Aven: Te veo en… (Pensando que, si la encontraba frente a la tienda, ¡nos podíamos topar a la otra de la tienda de al lado!)
TB2: ¿Tiene que ser hoy?
Aven: (Única respuesta posible.) Sí. Escucha igual pásame tu teléfono… Ven aquí (la llevo a una esquina), que no te vea la jefa… (¿Qué jefa?, ¡toda la tienda! Se lo dije en voz baja un poco cómplice y me siguió muy bien).
TB2: 818465665
Aven: (Anoté el nombre de la tienda en voz alta, en vez de su nombre, que no sabía.) Iré a comer algo y te digo.
TB2: Vale (Sonrisa y cordero apachurrado.)
Luego le mando un mensaje, la chica no llega (cosa que me temía).
Pero más tarde me llama.
Me dice su nombre. Le pregunto si me estuvo esperando, que lo sentía mucho, pero tuve un imprevisto en casa (era cierto pero lo volveré a utilizar en ocasiones similares; ella no me plantó, yo me había ido). Me explicó que tuvo que salir más tarde a modo de excusa, la acepté y le dije que aún necesitaba el perfume. Me dijo que ella era la indicada. La llamaré a mitad de semana…
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Mario Luna, fundador del Equipo Seducción Científica y autor de las obras
Sex Code: El Manual Práctico de los Maestros de la Seducción ©2007
Sex Crack: Conviértete en un Maestro de la Seducción ©2009
Apocalípsex: Los 10 Mandamientos de la Seducción ©2011