La princesita del gimnasio por Emos
Lun Feb 19, 2007 7:34 pm
Pues hoy en el gimnasio había una TB10; mediría 1,75 pero sus pechos serían entre una 90-95, un trasero perfecto, un cuerpo de lujo, la perfección hecha mujer, pelo rubio natural y largo y ojos verdes y grandes, PRECIOSA.
Iba con un top rosa y unas mallas AJUSTADÍSIMAS con las que se le marcaba toda la raja (cuando digo toda es toda) y además parecía mojada (imagino que de sudor) algo que daba un morbo brutal, esa tía era el monumento del gimnasio. Ya os podéis imaginar 4 tíos en la bici pedaleando en paralelo y cuando la tía ha pasado por delante las 4 cabezas seguían su culo automáticamente.
El caso es que yo también me he fijado pero no he querido darle importancia, si todo el gimnasio estaba mirándola, pues YO NO.
Hasta que me he dado cuenta de que ella Sí me estaba mirando a mí.
La he pillado en un par de ocasiones pero no le he dado importancia y he mirado rápido a otro lado, sin aguantarle la mirada ni usar mirada alfil ni nada por el estilo.
Si todos la miraban, yo no iba a ser igual y a reaccionar ante ella, yo soy diferente, a mí ella NO ME PONE (aunque era obvio que sí).
El caso es que me he dado cuenta que ella no paraba de mirarme todo el rato y yo pillándola y nada que seguía.
A los 20 minutos me he cansado y he pensado: «Vamos Emos, vamos a echarle cojones y le voy a aguantar la mirada, a ver qué cojones quiere esta…»
Y después de unos 5 minutos y con el corazón a 200 pulsaciones por minuto, la he mirado con el fin de aguantarle la mirada y efectivamente ella me estaba mirando, de arriba abajo y de abajo arriba y yo muy cohibido, se me ha acelerado el corazón pero le he aguantado la mirada.
Ella, sin dejar de mirarme ha ido andando hasta un sitio donde había un chico sentado y LE HA COMIDO LA BOCA MIENTRAS SEGUÍA MIRÁNDOME. Algo escandaloso, provocador y antinatural, besar con los OJOS ABIERTOS.
Y yo flipando, después ha dejado de mirarme y se ha puesto a hablar con él, era su novio. Claro, una belleza así no iba a ir solita por ahí… podrían hacerle daño…
Y nada ahí ha quedado la historia, no he tardado mucho en largarme humillado del gimnasio, por hoy ya había tenido suficientes emociones.
Ahora lo de siempre, ¿qué me recomendáis? ¿qué hubiera sido mejor hacer?
Respuesta de Mario luna
Sab Mar 03, 2007 10:23 pm
Emos escribió:
La he pillado en un par de ocasiones pero no le he dado importancia y he mirado rápido a otro lado, sin aguantarle la mirada ni usar mirada alfil ni nada por el estilo.
Todo excelente hasta aquí, Emos.
Ese era el momento de usar la «Mirada Alfie».
Sin embargo, en el momento en que has apartado la mirada dos veces, le has dejado claro que su Estatus estaba por encima del tuyo. Le has dejado claro que ella ocupa un lugar por encima del tuyo en la Jerarquía Social y que lo aceptas.
Por supuesto, no te he dicho nada que tú no sepas. De hecho, aunque sepas perfectamente lo que debes hacer, tu problema es que no puedes hacerlo en ese momento. Es como si tu sistema nervioso se conjurase contra ti.
Aun así, has hecho lo correcto: echarle huevos la tercera vez.
Y no digo que sea lo correcto porque te pudiese funcionar. En ese momento ella estaba pensando: «Aquí viene. El Frusco por fin ha hecho acopio de valor y va a jugar a sostenerme la mirada. Ha llegado el momento de demostrarle definitivamente quién es la jefa».
Y se ha puesto a darte la tarde con el novio.
Aquí, de nuevo, viniendo de otro Marco podrías haber hecho multitud de cosas para desmarcarte y tenerla pensando unos días sobre ti. Podrías haber hecho lo que te sugieren algunos, o podrías haberte descojonado, empezar a morderte el labio inferior y a jadear, parodiando su actitud. Ya sabes, algo no verbal que expresase: «De verdad, cómo me pones, deja de morrear ya a tu novio mirándome así o me correré ahora mismo.»
Algo así, viniendo de un Marco divertido y paródico, podría haberle impactado. O bien se hubiese sentido ridícula o bien se hubiese descojonado contigo y empezado a verte como un cómplice. En cualquier caso, te habría empezado a respetar.
Sin embargo, en ese momento era imposible que algo así se te pasase siquiera por la cabeza, pues estabas en otro Marco. Para empezar, estabas totalmente sorprendido. En segundo lugar, lo que ella estaba haciendo te hacía sentirte humillado y vapuleado. Cualquier cosa que hubieras intentado hubiese partido de un Marco Reactivo. Es decir, lo hubieses hecho para contrarrestar algo que ella estaba haciendo, no para divertirte tú aprovechando una situación graciosa y diferente.
(Nota: cada vez que haces algo que revela de algún modo que lo que una TB hace te afecta emocionalmente, estás siendo reactivo).
A Luis Le Bon, por ejemplo, no le hubiese costado nada reírse de ella y de la situación. Ella habría notado que sus triquiñuelas no le afectan, habría notado que Luis Le Bon no es reactivo, y se habría sentido estúpida o se hubiera reído de sí misma con él.
Irónicamente, algo así es muy difícil que le ocurra a Luis Le Bon. La razón es que las TBs perciben un Marco completamente distinto desde el primer instante de la interacción. Es como si en todo momento él estuviese telegrafiando un mensaje que dijese: «¿Quieres jugar con fuego, peque? Puedes hacerlo, pero te advierto que quien juega con fuego se puede quemar…»
En tu caso, estabas telegrafiando: «Soy un Frusco, y casi te la pego. Ahora me has pillado, pero aún así voy a luchar porque he decidido dejar atrás mi pasado de Frusco…»
Algo, Emos, que es exactamente lo mismo que yo he hecho durante muuuuucho tiempo. Por eso creo que has hecho lo correcto, y te felicito por ello.
Para empezar, ya te encuentras a años luz de aquel que telegrafía: «Soy un Frusco, y lo sé. Y, para colmo, ni siquiera sé que existe la posibilidad de cambiar». También estás a años luz del que sabe que existe la posibilidad de cambiar pero no da auténticos pasos para escapar de su zona de confort.
En pocas palabras: lo que has hecho (primero ignorarla y luego enfrentarte a tu sistema nervioso) ya te sitúa por encima de la inmensa mayoría de tíos en tu gimnasio.
Por fuera, para la TB todavía eres un Frusco. Pero ¿qué sabe ella? Días antes de descubrir la bombilla eléctrica, Edison seguía pareciendo el mismo inventor fracasado a ojos del mundo. Y, sin embargo, se encontraba mucho más cerca de su éxito que cientos de fracasos atrás.
Por eso te felicito. El camino que has tomado es el correcto. Y esto, que suena tan abstracto, es muy fácil de entender si lo enfocas de la siguiente forma:
Supón que, mañana, otra TB te hace lo mismo en el gimnasio. ¿Tendrías la misma reacción? Probablemente no sería la mejor reacción del mundo, pero con toda seguridad variaría en algo con respecto a la anterior. Para empezar, ya no te pillaría tan de sorpresa. Pensarías: «Ajá, ahora va a tratar de imponerse jerárquicamente a mí sirviéndose de su novio». Y, por supuesto, estarías un poco más preparado.
Si sigues forzando tu zona de confort, si continúas presionando para verte implicado en situaciones a la que la mayoría de los chicos no tienen acceso más que contadas veces en su vida, ¿qué crees que acabará pasando?
Mi opinión es que llegará un momento en que el comportamiento femenino empezará a parecerte más claro y predecible. Al principio, con todo, ni siquiera esto servirá para que actúes de forma distinta. Pero te aseguro que llegará un momento en que, más que nervios y miedo, esta predecibilidad te provocará un cierto aburrimiento. Será entonces cuando empieces a integrar elementos del juego y a probar cosas nuevas de manera natural. Lo harás, simplemente, porque como mínimo querrás divertirte.
Y será entonces cuando ellas empezarán a notar que lo que hacen no te afecta. Que, aunque eres perfectamente consciente de lo que ocurre fuera, vives en tu propio mundo emocional. Tú creas tus propios Estados y nadie externo tiene la capacidad para alterarlos. Será entonces, amigo, cuando empezarás a moverte desde un Marco No Reactivo.
Entonces, pasarán dos cosas:
1. Te lo pasarás mucho mejor en compañía de las mujeres (porque se habrán acabado para siempre los nervios, el miedo, etc.)
2. Les resultarás mucho más atractivo.
Te animo, pues, a que empieces a considerar esta clase de anécdotas como una buena noticia. La razón es simple: si sigues andando en esa dirección, tu progreso a largo plazo es casi matemático.
En cuanto a los pequeños reveses de las interacciones, convéncete de que cada uno de ellos te acercan más a la clase de persona que quieres llegar a ser. Empieza a considerarlos de la misma forma que un boxeador se toma los golpes que recibe a lo largo de su camino. Se trata de golpes necesarios.
La única diferencia aquí es que, a diferencia del boxeador, los golpes que tú te llevas dejarán de dolerte por completo. Dejarán de ser «golpes», por así decirlo.
La metáfora del boxeador creo que es buena por otras razones. La principal es que el boxeador que gana no es el que menos golpes recibe, sino el que logra su objetivo de vencer al adversario. Y todo boxeador sabe que, por bueno que sea, va a llevarse golpes tanto entrenando como compitiendo.
Por supuesto, cada uno necesita un número distinto de golpes para aprender. Y, aun así, nadie llega a ser un buen boxeador sin haberse llevado un número mínimo de puñetazos.
Creo que eso es algo que todos debemos de asumir.
Sigue así, Emos y…
¡Que el espíritu del Aven te acompañe!
_______________
Mario Luna, fundador del Equipo Seducción Científica y autor de las obras
Sex Code: El Manual Práctico de los Maestros de la Seducción ©2007
Sex Crack: Conviértete en un Maestro de la Seducción ©2009
Apocalípsex: Los 10 Mandamientos de la Seducción ©2011