Si no conoces tu potencial es normal que tengas miedo. Ray Havana

El miedo es algo inherente a la naturaleza humana —y a los seres vivos—. Es síntoma de salud. Si tienes miedo, estás sano. No se trata tanto de no tener miedo sino de cómo gestionarlo. A fin de cuentas el miedo es energía. Te puede desbordar y hacer que pierdas el control —bloqueo— o puede ser un impulso para coger más fuerza —adrenalina—.

Lo que parece claro es que muchos de nuestros miedos son infundados. No sabemos cómo vamos a reaccionar en determinadas situaciones hasta que nos vemos en ellas y, por miedo a fallar, preferimos no afrontarlas.

Pues te diré una cosa, la mayoría de las veces lo peor que puede pasar es que pierdas el tiempo —y la vergüenza—. ¡Nada más! Bueno, sí, que aprendas y, la próxima vez, lo hagas mejor.

Tu pasado no es tu futuro.

Si piensas lo contrario no estás más que condicionado por tus creencias limitantes.

No tienes más que ojear el ejemplo del flash y el de muchos otros ejemplos para darte cuenta de que no hace falta tenerlo todo para conseguir tus sueños. Es más cuestión de quién quieres ser en lugar de quién has sido.

¿Quién eres? ¡Ese capaz de ser quién quiere ser…!

¿Qué es ser libre?

Libre no es aquel que actúa dejándose guiar por sus emociones sino haciendo lo que elija independientemente de cómo se sienta en el proceso.

Lo que hace que seamos el animal más evolucionado de este planeta es nuestra capacidad de raciocinio. Gracias a la razón somos capaces de ‘todo’. No sólo podemos imaginar cualquier cosa sino que somos capaces de llegar a crearla, de hacerla realidad.

En muchas ocasiones somos capaces de conseguir las cosas porque hay un motor, una energía —una motivación— que nos mueve: «las emociones».

¿Qué sucede cuando son éstas las que nos boicotean? ¿Qué pasa cuando nuestras emociones nos anulan haciéndonos sentir incapaces de conseguir nuestras metas?

Es el momento de anteponer nuestra parte del cerebro más evolucionada —neocórtex— a la emocional —sistema límbico— para conseguir la libertad y, por consiguiente, seguir el trayecto de la felicidad.

¡Creer para ver!

Lo que para unos es una escarpada subida con un futuro trágico e incierto para otros es un proceso necesario para alcanzar las alas de su nueva vida.

Todos buscamos seguridad. Por desgracia esperamos ‘encontrarla hecha’. Esperamos a que nos la proporcionen otros. Hasta que alguien —un valiente— no es capaz de romper con los esquemas establecidos y demostrar que las cosas pueden ser mejor de otra manera no nos atrevemos a recorrer ese nuevo camino. Aunque hay casos que ni por esas…

¿Qué conseguimos con eso? Intentar evitar lo inevitable. Lo queramos o no las cosas cambian —independientemente de lo mucho o lo poco que nos guste—. Si no ‘las cambiamos nosotros’ las cambiará el tiempo, las circunstancias o… cualquier otro factor.

¿Prefieres sentirte responsable y tratar de cambiarlas a tu favor o ‘mejor’ dejarlo de la mano de esos factores y, en la mayoría de los casos, que no te beneficie?

Quien quiere hacer algo encuentra motivos, quien no quiere hacerlo encuentra escusas.

Sucede a nivel subconsciente. Cada vez que decimos querer hacer algo y no lo hacemos en realidad nos estamos ‘engañando’ a nosotros mismos. Piénsalo detenidamente: Cuando realmente has querido hacer algo, ¿qué te lo ha impedido?

Si no te viene ningún ejemplo en mente piensa en todo lo que has sido capaz de hacer por esa chica que te traía loco. ¿Verdad que has hecho cosas que no harías ni por ti ni por gran parte de tus amigos?